En este lance el matador se ajusta mucho el
capote al cuerpo, a la altura de la cintura, creando un efecto real de cercanía
y ceñimiento con el animal. La fijeza
y la movilidad del toro, facilita la ejecuación del delantal.
Delantal del maestro Enrique Ponce muy vistoso y de una calidad superior.
Es un lance, tan emparentado
técnica y estéticamente con el lance a pies juntos, tiene sin embargo algunas
singularidades de gran importancia. En primer lugar, el delantal se realiza exclusivamente en los quites,
después de un puyazo, debido a que
el toro se le imprime un recorrido semicircular que requiere de grandes
espacios para encadenar uno con otro. Intentar delantales en los lances de
recibo crearía un enorme problema de terrenos, pues al segundo o tercer lance
el toro se encontraría por dentro y el torero por fuera, posición nada
recomendable cuando se trata de parar al toro de salida. Además, la altura de
las manos suele ser mayor, de manera que en muchas ocaciones los codos del
torero llegan incluso a formar un ángulo recto.
Por otra parte, lo
verdaderamente definitorio es que en el
delantal el diestro se ajusta mucho el capote al cuerpo, a la altura de la cintura,
creando un efecto real de cercanía y ceñimiento con el animal. Finalmente,
el delantal requiere temple. Hasta mediados del siglo XX se realizaba un
delantal defensivo (ofensivo para la fuerza del toro) de toques bruscos que
servía para poderles frenarles; en la actualidad, el delantal se hace a toros
suaves y con recorrido, a los que se lleva con mucho temple, casi con mimo, en
un lance que requiere gusto y mucha clase.
Fuente: Edwin Ramírez
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