El lunes 30 nuestra querida plaza de Acho cumplió 251 años. Por su albero han pasado las máximas figuras del toreo de todos los tiempos.
La hermosa Plaza de Toros de
Acho, enclavada en el distrito del Rimac, declarada
Monumento Histórico de Lima, hoy la tercera plaza por su antiguedad del mundo,
después de la Maestranza de Sevilla y la de Zaragoza, se inauguró el año 1766
gracias a la iniciativa de don Agustin de Landaburu, quien consiguió el permiso
para su construcción del Virrey don Manuel de Amat y Juniet. De esta manera se
consolidaba el, entonces llamado, sitio del Hacho como escenario definitivo de
la fiesta de toros en Lima, luego de 2 siglos en los que la lidia de toros se
realizó en el marco de plazas públicas, entre ellas la Plaza Mayor, y otros
lugares especialmente acondicionados para la ocasión, tiempo en el que las
corridas de toros echaron raices en la población nativa hasta convertirse en el
mayor divertimento nacional.
La primera corrida de toros
efectuada en la Plaza firme del Hacho, como era denominada entonces, se realizó
el 30 de Enero de 1766, de acuerdo a la investigación del Dr. Aurelio Miro
Quesada Sosa, destacado intelectual peruano que fuera director del diario
decano de la prensa nacional, "El Comercio", cuyo amplio y profundo
trabajo al respecto expusiera con motivo de los actos celebratorios por el
bicentenario de la inauguración del coso del Rimac el 9 de Febrero de 1966 en
el Museo Taurino de Acho, e incluido en la recopilación de artículos de su
autoria que con el título de "Temas Taurinos" fue publicado en 1997.
El cartel de la corrida inaugural anunciaba a los espadas nacionales Pisi, Maestro de España y Gallipavo. El primer toro lidiado aquel dia se nombró "Albañil Blanco", con divisa caña y rosado, de la hacienda Gomez de Cañete, propiedad del ilustre don Agustin Hipolito de Landaburu, quien quedó asi vinculado a la plaza en la fecha de su inauguración, como constructor, asentista, ganadero e inclusive como Alcalde de la ciudad, cargo que ejercía entonces.
La historia señala también que a esta primera corrida de toros en Acho asistió el Virrey Manuel de Amat y Juniet, y que el festejo se realizó aun pendiente el permiso y autorización del Rey de España Carlos III. Desde entonces Acho ha sido mudo testigo de la evolución del toreo en el Perú. Desde aquella época, ya lejana, de apogeo de las figuras y suertes nacionales, pasando por la institución, gracias a la influencia de Bonarillo, de la corrida formal (finales del siglo XIX), hasta nuestros dias, luego de la reconstrucción de la plaza (1945) que redujo su ruedo de 90 a 60 m. de diámetro y amplio su aforo de 6300 a 13700 espectadores.
El cartel de la corrida inaugural anunciaba a los espadas nacionales Pisi, Maestro de España y Gallipavo. El primer toro lidiado aquel dia se nombró "Albañil Blanco", con divisa caña y rosado, de la hacienda Gomez de Cañete, propiedad del ilustre don Agustin Hipolito de Landaburu, quien quedó asi vinculado a la plaza en la fecha de su inauguración, como constructor, asentista, ganadero e inclusive como Alcalde de la ciudad, cargo que ejercía entonces.
La historia señala también que a esta primera corrida de toros en Acho asistió el Virrey Manuel de Amat y Juniet, y que el festejo se realizó aun pendiente el permiso y autorización del Rey de España Carlos III. Desde entonces Acho ha sido mudo testigo de la evolución del toreo en el Perú. Desde aquella época, ya lejana, de apogeo de las figuras y suertes nacionales, pasando por la institución, gracias a la influencia de Bonarillo, de la corrida formal (finales del siglo XIX), hasta nuestros dias, luego de la reconstrucción de la plaza (1945) que redujo su ruedo de 90 a 60 m. de diámetro y amplio su aforo de 6300 a 13700 espectadores.
Fuente:achotoros.dnet