Cuatro toros de Ernesto Gutiérrez fueron aplaudidos en el arrastre.
Fuente: Aplausos.es
Andrés Roca Rey y Enrique Ponce rumbo a la puerta grande de la plaza La Macarena de Medellín, tras una buena tarde de toros.
Enrique
Ponce fue el protagonista de la segunda corrida de la temporada en Medellín
tras cuajar dos faenas perfectas que llegaron al alma de los casi seis mil
aficionados que acudieron a La Macarena. El valenciano salió a hombros junto a
Andrés Roca Rey, que también estuvo a un gran nivel.
La obra grande de la tarde llegó en el cuarto, un
toro que también embistió sin alegría, pero dejando estar al torero. De la
faena de Ponce se podrán decir muchas cosas, que fue extraordinaria, que fue de
toreo despacioso, que hubo desmayo en cada pase, y hasta que la hondura
alcanzada formó el lío de la temporada en Colombia, pero vale la pena decir de
esa faena, que el valenciano rescató a una afición golpeada, diezmada y
desilusionada porque en su única tarde en Colombia en esta temporada toreó para
la afición como si hubiera un diálogo tácito entre maestros, tras brindar su
faena al pintor antioqueño Fernando Botero. Cómo bordó el toreo esta tarde
Enrique Ponce, esa es la mejor manera de enseñar y aprender cómo se torea con
verdad y dónde comienza y dónde acaba una obra de arte, a la que nos quedamos
tan cortos diciéndole pase. Sí, también hay que decir que la espada cayó baja y
todos lamentamos que acabara así ese gran momento, pero qué más da si a los
seis mil que la presenciaron nadie les quita lo toreado, y ya se habían
abandonado, el torero al toreo roto y el público a su magisterio.
Dos orejas
paseó Ponce de su primero tras una faena en la que primó la suavidad, el temple
y la justa medida. El toro no lució, fue manso y le costaba humillar, pero Ponce
a media altura es insuperable y por allí estuvo pleno de lucidez, donosura y
paciencia para construir la faena pase a pase. Mató de gran estocada y hubo
unanimidad en la concurrencia que pidió las orejas.
Andrés
Roca Rey cortó tres orejas, dos del tercero y una del quinto. Igual eran tres,
pero debió ser al contrario, porque la faena al quinto fue muy importante y tan
auténtica como meritoria, porque se repuso de una paliza para torear con
desparpajo, sin libreto y con profundidad. Los naturales se recogieron en una
serie memorable y lo demás fue todo entrega del torero, que no se guardó nada a
pesar de que la paliza lo hubiera exonerado en caso de claudicar, pero estamos
ante un referente del valor y eso garantiza que, cuando Roca está en el cartel,
las cosas buenas pueden llegar. Una oreja fue poco premio.
En el
tercero estuvo inmenso con el capote, variado y torerísimo. No quiso que
picaran al toro porque tenía la fuerza medida para cuajarlo por los dos pitones
con todo el mérito del torero, que se impuso a pesar de que el toro se reservó
embestidas y no fue su gran socio. Roca Rey se percató de que su triunfo
dependía de él mismo. Se pidieron con fuerza las dos orejas y el presidente las
concedió. Existe la ley de la compensación.
El
toricantano Juan de Castilla no tuvo la tarde que soñó, sí el cartel soñado
para su alternativa, y aunque también tocó pelo como sus alternantes, no le
alcanzó para acompañarlos en la salida a hombros. Su faena al sexto tuvo
carácter porque debió renunciar a lo vistoso por lo efectivo. Y porque el toro,
que de entrada lo volteó y destrozó la taleguilla, no se lo puso fácil. Juan se
batió con afición y salió bien librado y con una oreja en el esportón como
testimonio de que un nuevo torero presenta Colombia.
En el de
la alternativa, brindado a su familia -dijo: "ustedes son mi núcleo, a
ustedes me debo en la vida, por ustedes me la voy a jugar. Va por
ustedes"-. Toreó muy bien, sin mucha ligazón, pero sí con largueza y mano
baja. El toro fue el mejor de la corrida, pasando humillado y con recorrido,
virtudes que pronto vio y aprovechó el nuevo torero. Duró poco la faena en ese
tono y se vino a menos. Un mejor manejo de los aceros hubiera significado
cortar la oreja, que cambió por una emotiva vuelta al ruedo.
Medellín (Colombia). Sábado, 28
de enero de 2017. Segunda de la temporada de La Macarena. Toros de Ernesto
Gutiérrez en el tipo de la casa. Nobles y manejables. Aplaudidos en el
arrastre 1º, 2º, 3º y 4º. Entrada: casi lleno de la zona
habilitada de la plaza.
Enrique Ponce, dos orejas y ovación con
saludos en los medios.
Andrés Roca Rey, dos orejas y oreja con
petición de la segunda.
Juan de Castilla, que tomaba la
alternativa, vuelta al ruedo tras aviso y oreja.
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