El pasado 6 de enero, el diario Correo de
Lima le hizo una entrevista a Jaime de Rivero. En esta entrevista, manifiesta su
parecer sobre la actitud de algunos antitaurinos.
Nosotros
creemos que la libertad democrática que
se fundamenta en el respeto tolerante hacia las formas de vida, costumbres
culturales de los demás, etc; sin que estos transguedan derechos de
otras personas, esto también necesitan aprender muchos taurinos. Por eso es que le hacemos llegar la entrevista denominada “Los
antitaurinos caen en totalitarismo cultura”, realizada por Mario Camoirano a
Jaime de Rivero. El texto de esta entrevista nos envió Jaime de Rivero y lo
ponemos a su consideración.
Jaime de Rivero, abogado de profesión;
además de escritor y crítico taurino. (Fuente de foto: Epensa)
Correo: - Un
argumento central del movimiento antitaurino es que ninguna tradición, por
arraigada que sea, debe estar por encima de la razón y la moral.
Jaime de Rivero: - Las
corridas de toros en el Perú son una verdadera fiesta nacional que late
intensamente en provincias y comunidades. Por ello, quienes pretenden imponer
su oposición a dicho espectáculo, caen en un totalitarismo o avasallamiento
cultural. Consideran sus valores culturales privilegiados y superiores, lo que
les daría una suerte de legitimidad para arrasar con otros valores culturales.
Afortunadamente, como parte de la permanente evolución de la defensa de los
derechos humanos, a partir de la segunda mitad del siglo XX comenzaron a
desarrollarse los llamados derechos de tercera generación, que entre otros
aspectos promueven la tolerancia respecto de la diversidad cultural como uno de
los caminos para asegurar la paz. Si revisas la historia de la humanidad,
detrás de cada guerra ha existido un intento de un grupo por imponer su
particular cultura a los demás.
C: - ¿No es la
tauromaquia precisamente una expresión del avasallamiento cultural que trajo
consigo la conquista española del Perú?
JdR: - Es verdad que
las culturas precolombinas fueron avasalladas durante la Colonia y casi se
extinguieron. Pero también lo es, como sostenía el maestro José Antonio del
Busto, que desde el nacimiento del primer mestizo, el Inca Garcilaso de la
Vega, se dio inicio a un sincretismo cultural. La tauromaquia, como el idioma
castellano y la religión católica, es un elemento permanente de ese
sincretismo. Las corridas de toros son tan peruanas como el pisco, la música
criolla, la marinera, el caballo de paso o las danzas de tijeras.
C: - Pero en ninguna de ellas se produce el sacrificio de un animal.
C: - Pero en ninguna de ellas se produce el sacrificio de un animal.
JdR: - Ese aspecto no
enerva su condición de manifestación cultural, ni es causa para su prohibición.
Lo que sucede es que la corrida de toros constituye un desafío para la cultura
occidental dominante. Tanto o más que el sacrificio del toro, a sus detractores
les molesta el rito, que un grupo de personas se reúna para "admirar la
muerte". Pero esto no hace sino poner de relieve la dualidad ética de la
cultura dominante, que para cubrir sus necesidades alimenticias, así como sus
placeres gastronómicos, recreativos o suntuarios, sacrifica a miles de millones
de animales de manera permanente. Esta verdad, que se esconde en establos y
mataderos, es la que la tauromaquia de alguna manera saca a la luz al mostrar
con autenticidad la muerte del toro bravo.
C: - ¿De qué manera la tauromaquia se encuentra protegida por la Constitución y los tratados internacionales de derechos humanos?
C: - ¿De qué manera la tauromaquia se encuentra protegida por la Constitución y los tratados internacionales de derechos humanos?
JdR: - El derecho a
la cultura es inherente a la dignidad de todo ser humano y está reconocido en
multitud de instrumentos internacionales, como la Declaración Universal de los
Derechos Humanos o la Convención Americana de Derechos Humanos. En todos estos
tratados, de los que el Perú es parte, se reconoce que los individuos tienen el
derecho de participar en la vida cultural de su comunidad, como espectador, intérprete
u organizador. Además, esos tratados impiden al Estado Peruano adoptar medidas
o políticas públicas que atenten contra la conservación, desarrollo y difusión
de las distintas manifestaciones culturales.
C: - Pero en el Perú
el Tribunal Constitucional (TC) declaró que no existe ningún argumento racional
que justifique que el ser humano someta a torturas y dé muerte a los animales;
más aún en espectáculos públicos.
JdR: - Afortunadamente, el propio TC, en sentencias posteriores, ha sepultado ese argumento inverosímil. Primero, en la sentencia sobre la hoja de coca declaró que el Estado está obligado a respetar, reafirmar y promover todas las costumbres y manifestaciones culturales que forman parte de una sociedad pluricultural como la peruana, siempre que tales prácticas respeten los derechos fundamentales de las personas. Luego, en el 2011, reconoció expresamente el carácter de manifestación cultural de la tauromaquia y que por tanto las corridas de toros no pueden afectar la dignidad ni los derechos de quienes reprueben dicha práctica, en la medida que no sean obligados a presenciarlas.
JdR: - Afortunadamente, el propio TC, en sentencias posteriores, ha sepultado ese argumento inverosímil. Primero, en la sentencia sobre la hoja de coca declaró que el Estado está obligado a respetar, reafirmar y promover todas las costumbres y manifestaciones culturales que forman parte de una sociedad pluricultural como la peruana, siempre que tales prácticas respeten los derechos fundamentales de las personas. Luego, en el 2011, reconoció expresamente el carácter de manifestación cultural de la tauromaquia y que por tanto las corridas de toros no pueden afectar la dignidad ni los derechos de quienes reprueben dicha práctica, en la medida que no sean obligados a presenciarlas.
C: - ¿Qué pasaría en
caso de prosperar un eventual referéndum respecto de una iniciativa legislativa
para prohibir las corridas de toros?
JdR: - El propio
artículo 32° de la Constitución reconoce que no puede someterse a referéndum la
supresión o disminución de derechos fundamentales. Los derechos culturales
existen para proteger a las culturas minoritarias de las dominantes.
Precisamente por ello su supervivencia no puede quedar sometida a una votación
o referéndum que pretendería legitimar el abuso de una mayoría sobre una
minoría.
C: - Algunas personas
proponen que se mantengan las corridas, pero eliminando las suertes que causan
sufrimiento al animal, como las picas, las banderillas o la muerte del animal.
JdR: - Esa propuesta
no pretende salvar la vida del toro, solo impedir que los espectadores
presencien su muerte. El verdadero propósito es destruir el espectáculo. El
rito taurino posee una estructura ordenada, no por azar o crueldad, sino para
la consecución de un fin. Como dice el maestro De Cossío, en la lidia se busca
domeñar al toro. La disminución progresiva de sus facultades, por la pérdida de
sangre, debe ser suficiente, pero no excesiva, para templar el espíritu de la
fiera antes del lance definitivo. Sería tan absurdo como eliminar los arcos en
una cancha de fútbol. Sin goles no hay espectáculo y la afición acabaría.
C: - Finalmente, ¿qué
opina del proyecto para prohibir el ingreso de menores a las corridas?
JdR: - Es otra manera
en que los antitaurinos pretenden someter a agonía esta manifestación cultural,
impidiendo de paso la formación y desarrollo de nuevos toreros. Es un artificio
sensacionalista y melodramático que busca cautivar a la población apelando
deslealmente al interés más noble, como lo es la niñez.
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